Se cree que la
percepción errónea de los psicoestimulantes es uno de los principales
contribuyentes en el aumento de los niveles de aceptación de comportamiento
abusivo de los mismos y por consiguiente de niveles más altos de abuso entre
los jóvenes (McCabe, S. 2008). El propósito de este blog es informar acerca de
la gran cantidad de estudiantes que utilizan el medicamento Adderall de manera
ilícita, mayormente buscando mejorar el rendimiento académico. Los factores más
preocupantes son la adicción y la tolerancia, al igual que la psicosis y los efectos
cardiovasculares. El aumento del mal uso de los estimulantes no recetados
es una preocupación de salud pública por parte de los estudiantes,
escuelas, centros de salud y familiares (Ilieva et al. 2013).
Los estimulantes no recetados son la segunda droga ilícita más
utilizada, entre los estudiantes universitarios, esto luego de la marihuana (Lakhan et al.
2012) Se entiende que esto último se debe a expectativas académicas,
como una ayuda para mejorar la concentración y aumentar la alerta mental.
Las
razones por las cuales se abusa de los psicoestimulantes son diversas y entre
estas se incluyen: el placer de sentir euforia y la búsqueda de acoplamiento a los
factores de estrés relacionados al ambiente educacional. Debido a lo anteriormente mencionado, estos estimulantes son más populares durante los finales de los términos escolares, cuando
los estudiantes tienden a utilizar la
droga en mayores cantidades, para mantenerse despiertos durante la noche y estudiar
de los exámenes e incluso, para acabar proyectos académicos.
Debido a que se descubrió que el ADHD puede
continuar durante la etapa adulta y se ha observado un aumento entre la
prescripción de Adderall entre los mismos. Esto último ha resultado en mayor
disponibilidad del medicamento
entre los estudiantes y los jóvenes adultos, quienes luego podrían venderlo, o abusar del mismo, lo cual ha sido confirmado a través de diversas encuestas.
Constantemente los estudios demuestran que
los estudiantes reportan el uso ilícito de Adderall con la intención de mejorar el rendimiento académico, específicamente para aumentar la
concentración y poderse mantener mayor cantidad de tiempo despiertos para dedicarlo a los estudios. Un factor que contribuye en esto son las
dificultades para prestar atención y la noción de que estas drogas pueden
ayudar a lograr el éxito académico (McCabe, S. 2008). Por esto último, se suele inferir
que las drogas que aumentan la atención y la concentración, también promueven el aprendizaje y por ende el mejoramiento académico. Sin embargo,
contrario a estas suposiciones solo hay pocos estudios respecto a “potenciadores
cognitivos” en individuos sin ADHD. Lo que si se conoce respecto a esto es que la anfetamina no mejora la adquisición
de memoria a corto plazo, a menos que la
droga este siendo utilizada en el periodo en el cual la memoria está siendo consolidada (Lakhan et
al. 2012).
Por último, se mantiene el cuestionamiento de si la estimulación médica
tiene el mismo efecto en individuos saludables y en individuos que con ADHD.
A pesar de que los psicoestimulantes pueden mejorar el rendimiento de los individuos cuando se les
da una tarea de aprendizaje-memoria, no ofrece mucha ayuda a las personas con
grandes habilidades intelectuales (Lakhan et al. 2012). Los rumores de los
efectos de las “drogas inteligentes” podría ser una falsa promesa, y como sugieren algunos investigadores, estas drogas son más efectivas corrigiendo déficits que en mejorar rendimiento. Por ende, los estudiantes podrían estar
tomando riesgos innecesarios, incluyendo el potencial de abuso y adición, así
como los posibles efectos secundarios de
la droga.
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